Querida mamá, si está siendo muy difícil…

Cuando era niña y escuchaba a las mamás decir que era muy difícil pensaba que exageraban. Poco sabia que lo difícil no es tener hijos y cuidarlos 24/7, o administrar una casa o cargar con muchas responsabilidades. Lo difícil es hacer todo eso y al mismo tiempo sentir cansancio, tener miedos, enfrentar problemas familiares o interpersonales y seguir adelante.

Ser mamá es el mejor trabajo que existe, yo sé que sin importar lo que esté sucediendo en tu vida tú también te sientes así. Pero cuando algo es tan especial no significa que va a ser fácil. Las mejores cosas suelen ser las más difíciles de conseguir.

En lo alto de una montaña, existe una flor con forma de estrella que es muy hermosa y delicada, pero para verla hay que escalar los Alpes a una altura específica entre 3,000 y 4,000 metros y no es para cualquier turista, quien decide buscarla debe saber que podría estar entregando su vida con tal de verla.

¿Has sentido que tu vida se ha vuelto difícil? ¿Que ha cambiado la dinámica con tu esposo, con tus hábitos, con tu nivel de energía, con tu nivel de tolerancia, con tu carácter y con tu tiempo? ¿Y si además de eso has seguido el llamado para educarlos en casa? ¿Qué hay de la dificultad de enfrentar las montañas de opiniones, de críticas y de dudas? ¿De sentirte impaciente, impotente o insegura?

¿Qué hay de las montañas del temor, de que falte el dominio propio, la fuerza o la actitud correcta para jugar y enseñarle a tus hijos en casa? ¿Qué hay de la montaña de presiones a la que muchas veces te sometes tu misma, de tu expectativa, tu nivel de exigencia contigo y de la montaña de sentir que no puedes cumplirla?

Si, es difícil. Pero al igual que el viaje para ver esa hermosa flor, este trayecto de ser mamá, de cuidarlos sin descanso, de mirar sus logros, sus retos, de consolarlos con un abrazo, con un beso, valen la pena. Esa alegría de enseñarle algo nuevo, de aprender juntos, de jugar en el momento que se pueda, de acostarlos y contarles un cuento, de leerles un verso, de quedarte dormida porque se te acaba la fuerza. Esas noches de desvelo en las que puedes despertar angustiada por no saber si estás haciendo suficiente, todas tus montañas, todos tus sacrificios, valen la pena y seguirán valiendo cada instante, cada segundo que has dejado, cada sueño que se ha transformado.

Sí, es muy difícil, pero tu persistencia, esperanza y fe tendrán su recompensa. Tal vez sientes que te estás equivocando en muchas cosas, pero Dios no se equivoco al hacerte la mamá de tus hijos.

Sin importar tus errores recuerda: Dios no se equivoco en hacerte la mamá de tus hijos.

Sin importar lo difícil que sientas esta etapa no lo olvides: tú eres la mejor mamá que tus hijos podrían tener. Dios te eligió de entre miles y millones para darte el privilegio de ver a tus hijos crecer, de cargarlos y abrazarlos, de besar sus heridas y enseñarles cada paso.

Si, es difícil, puede ser desgastante pero tu fuerza no depende de tu buena voluntad. Si te estás enfrentando a una gran montaña encuentra refugio en los delicados pastos a los que te conduce Jesús, nuestro dulce pastor.

Si te ha agotado el sol de las dificultades ampárate bajo la sombra de sus alas, estás segura.

La capacidad que tienes para ser mamá de esos pequeños no necesita un diploma ni un certificado, la capacidad te la da el Señor que te hizo y que los formó en tu vientre. Y si sientes que en este tiempo te falta sabiduría para enfrentar las dificultades pídela a Dios, porque el da al que pide y escucha al que ora, porque su amor se manifiesta en todo el que en Él espera y su gracia es suficiente para ayudarnos en todo tiempo, en toda circunstancia, en toda dificultad.

Yo reconozco que tenemos que sufrir ahora, pero esos sufrimientos no son nada comparados con toda la gloria que vamos a recibir después...De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, cuando no sabemos qué pedirle a Dios, el Espíritu mismo le pide a Dios por nosotros...Romanos 8 PDT

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Oremos juntas:

Padre, tú conoces nuestra vida, nuestro corazón, delante de ti están nuestras batallas, nuestras luchas. Tu cuentas cada lagrima, cada herida la conoces pero ayúdanos a recordar que tú puedes sanarlas. Que en ti está la fuerza y el poder para enfrentar a nuestros gigantes, que tú haces que todo monte se vuelva como un collado. Ayúdanos a ser fuertes y valientes, danos dominio propio para enfrentar cada problema, danos sabiduría para saber cómo responder ante las crisis y tiempos difíciles. Tú conoces cada falla, cada error que he cometido no te es oculto, pero tú no te has equivocado al diseñar nuestras familias, tú no te has equivocado al usar nuestras manos y hoy vuelvo a entregarte mi corazón y mi mente. Si he visto frente a mi dificultad ayúdame a mirar más allá, a ver con ojos de esperanza, a saber que cada problema es una oportunidad para que tú muestres tu gloria para que tú me enseñes más de ti, para que mi familia pueda verte en medio de cada circunstancia. Tú eres fiel, tú eres Dios, tú me ayudas y tu me sostienes.

Amén.

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Acerca de la mamá que te escribe...

Diana es fundadora de IDBN - Instituto de Desarrollo Bíblico Neuroeducativo - es esposa y mamá de dos pequeños homeschoolers ¡próximamente tres!. Vive con el llamado de formar una generación llena de conocimiento y amor por Dios. Es especialista en neuroeducación y con la ayuda de Dios han ayudado a familias en todo México y el mundo a transformar la educación en casa con una innovadora metodología europea considerada el futuro de la educación para preescolar y primaria en línea y programas de educación en casa basados en aprendizaje a través del juego, neurociencia, STEAM y fundamentos bíblicos.